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Dejando de lado cuestiones técnicas, hoy queremos contarte una historia de videojuegos pero hay tantas que nos gustaría compartir que no sabemos por dónde empezar.
Después de repasar nuestra vida de gamer a modo Homer, mmm...rosquillas..., a lo que íbamos, creemos que la mejor manera es empezar con un bug histórico en los videojuegos que justamente guarda cierta similitud con la situación actual de pandemia. Creo que los gamers más experimentados ya saben de lo que estamos hablando, efectivamente nos referimos al bug de World of Warcraft del 2005.
Los más jóvenes tal vez no lo sepan, pero WoW supuso una auténtica revolución en el mundo del videojuego. Un juego online tipo MMORPG con millones de jugadores. Espectacular tanto en jugabilidad como a nivel gráfico, era además un mundo para encontrar gente apasionada por los videojuegos como nosotros. Requería trabajo en equipo, destreza y dedicación para lograr victorias, desde luego no era un juego sencillo.
Hecha la introducción, vamos al grano. El 13 de septiembre de 2005, WoW se actualizó a la versión 1.7 y con ella llegó la mazmorra de Zul'Gurub, un lugar maldito donde el boss final era el mismísimo Hakkar, el Cazador de Almas.
Uno de los hechizos de Hakkar se llamaba Sangre Corrupta y consistía en una infección que causaba daños en los jugadores infectados y además se propagaba rápidamente a quienes estuvieran cerca. La teoría era que debía propagarse dentro de la mazmorra hasta matar al último jugador que osaba desafiar a Hakkar.
Sin embargo, como ya ha pasado otras veces, los programadores subestimaron el ingenio de los gamers. El ser humano nunca deja de sorprendernos. En este caso, no sabemos si de forma casual o provocada, pasó que la infección Sangre Corrupta se escapó de la mazmorra y se propagó rápidamente por las ciudades de la horda y la alianza.
¿Cómo? La teoría más extendida es que el foco de contagio fueron las mascotas de los cazadores y brujos. ¿Ves algún parecido con la situación que hemos vivido con la COVID-19? Algunos jugadores descubrieron que estas mascotas también se infectaban y que, si se guardaban en ese momento y luego se liberaran en la ciudad, seguían contagiando la infección.
Como no podía ser de otra manera, la epidemia empeoró debido a que el hechizo también afectaba a los NPCs. Aunque no les causaba ningún daño, es decir eran “asintomáticos”, sí se convertían en nuevos focos de contagio al que los jugadores acudían constantemente.
Algunos jugadores se aislaron en lugares abiertos para evitar la epidemia, otros siguieron su rutina diaria en el juego sin hacer demasiado caso, y lo realmente curioso fue que la gran mayoría optó por dedicarse a contagiar al mayor número de jugadores posible. ¿Os suenan estos 3 tipos de comportamientos en la vida real? Para quienes no lo vivieron, este fue el resultado:
Este bug y los comportamientos que generó entre los jugadores interesó a varias instituciones e incluso fue material de estudio sociológico y psicológico. También ha servido para los científicos como base para la construcción de modelos de simulación para estudiar casos de propagación de virus.
¡Sin duda es una de las anécdotas más curiosas de nuestra vida gamer y algo que realmente queríamos compartir!
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