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Hubo un tiempo en que todos jugábamos a videojuegos en igualdad de condiciones, en el que el único punto que marcaba la diferencia era la destreza y la habilidad de cada uno en el juego. Una época donde clásicos como Mario, Street Fighter, Fatal Fury, etc. eran los escenarios perfectos para lucir esas habilidades. A veces, sinceramente, añoramos esos tiempos.
Con el desarrollo de la tecnología, el sector gaming evolucionó y cada vez el juego online tenía mayor importancia, debido a su capacidad de interacción durante el juego. Llegó el momento en que ser el rey del Pro Evolution Soccer ya no era ganar a tus 4 colegas, sino tenías que competir contra miles de jugadores de todo el mundo para serlo. El escenario para los gamers era cada vez mayor.
Si a esto le sumamos el carácter competitivo y el espíritu de superación de cualquier buen gamer, pues teníamos el caldo de cultivo ideal para que el factor “money” empezara a tener protagonismo en más y más videojuegos. Empezando con una subscripción para jugar, seguido de subscripciones con condiciones ventajosas, micro-pagos para obtener recursos, etc. hasta finalmente algunos jugadores no tan honestos que llegan a pagar por programas hackers.
Nosotros en VALK no somos partidarios de este intercambio de recursos monetarios para destacar en los juegos. Comprendemos que los juegos tengan que tener un precio, y que este se pague en el formato que libremente prefiera el desarrollador, es necesario para el sano crecimiento de la industria. Pero cuando juegan con la psicología del consumidor y el ego de los usuarios, esto ya no está justificado. Especialmente cuando los resultados afectan al equilibrio de los juegos. Cuando esto pasa, cada euro que gastas, empeoras la experiencia del juego de miles de gamers como tú.
Confiamos en que la igualdad de condiciones es algo fundamental para el gaming, y aplicamos el mismo principio para nuestra marca. Intentamos que todo gamer pueda acceder a una silla gaming de calidad a un precio justo, con opciones para todos los bolsillos, pero para todos ellos es innegociable una comodidad excelente y el mejor servicio por nuestra parte, sin servicios VIP ni premium, sino para todos igual. No trabajamos con intermediarios, no marcamos diferencias entre unos y otros, democratizamos la calidad y el mejor servicio. Por eso somos La Resistencia. ¿Te unes a nosotros?
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